
Nada tenía mucho sentido, así es que me quedé esperando a que las cosas se unieran para comprenderlas.
Esa es una técnica que aprendí con los puzzles.
Mis tías siempre me regalaban puzzles con miles de piezas, y después de mucho tiempo no quedaba otra alternativa que armarlos o botarlos.
Cuando estaban en la basura todo adquiría más coherencia....